Comunic
Duermo y despierto acompañada solo del cuerpo tibio de mi gata, al levantarme ella va tras de mi, a veces entra al baño conmigo, mientras tomo desayuno ella se pasea entre mis piernas, me siento a ver televisión y ella se acuesta sobre mi, si cocino ella me maúlla pidiendo su almuerzo sentada junto a su platito, al salir solo ella me despide y al llegar siento su gruñido antes de abrir la reja y su cara de gata se asoma por al ventana dándome la bienvenida. Pareciera ser mi única compañía, pero hay días extraños en mi semana, en que mis pasos por esta casa estrecha se encuentran con los pasos de entes mudos que también viven aquí, cada uno sometido por su rutina e idiotizados con si mismos, a veces hablan entre ellos, solo a veces, manteniendo así un balance perfecto entre la incomunicación y la vida familiar, pero sin interesarse realmente por los otros. El día que descubrí su presencia, intente comunicarme con ellos, pero fue en vano grité, destruí la casa, rodé por las escaleras, lloré y corrió sangre. Pero ellos siguieron con los ojos y el corazón cerrado, viviendo su individualismo colectivo, jugando en su club de tobby, por eso ya no intento hablarles y he aprendido a no escucharlos. Ahora hablo con las voces que he creado para no sentirme sola y convivo tranquilamente con mi gata, los fantasmas de hermanos y el fantasma de un padre. |